Cuida tus espaldas y de la combinación que entrega la mano del muerto
La historia que se encierra detrás de la mano del muerto, dos ases y dos ochos, tiene como protagonista a un hombre muy particular de la historia de los Estados Unidos. James Butler Hickok, mejor conocido como Wild Bill Hickok (el salvaje Bill), era un pistolero de gran reconocimiento en aquel país. Nacido en el estado de Illinois en el año 1837, tomó el nombre de su hermano, Bill a los 17 años para escapar de la ley mientras era conductor de diligencias.
Curiosamente, luego de estas experiencias, se unió a la fuerza de la policía y consiguió cargos como comisario en los estados de Nebraska y Kansas. Años más tarde, durante la Guerra Civil americana, se unió al bando de la Unión donde ejerció como explorador. Esas experiencias le valieron gran fama a lo largo del país. Las personas comenzaron a reconocerlo como excelso pistolero y jugador de naipes.
Una vez consumada la guerra de secesión americana, Bill hizo historia nuevamente. En el año 1865 se batió a duelo con un tal Davis Tutt, Jr en la ciudad de Springfield, Missouri. Todos conocemos cómo se suceden esta clase de duelos famosos. Dos personas se enfrentan cara a cara a una distancia no mayor de treinta metros donde se desafían a desenfundar su pistola rápidamente culminando en la muerte de alguno de los dos. El caso es que el salvaje Bill ganó ese duelo y, según se tiene conocimiento, este fue el primero de este estilo jamás documentado. Según se dice, ambos bandoleros se conocían. De hecho, Tutt, Jr le prestaba dinero a Bill. El duelo habría sido desencadenado por un conflicto suscitado por el amor de una mujer que ambos pretendían. Aunque también hay versiones que dicen que se debió a problemas por el juego. Lo cierto es que solo sabemos la consecuencia de esta enemistad que engendró una de las imágenes más populares de la vida en el lejano oeste.
¿Cómo nació la mano del muerto?
El salvaje Bill era conocido por dos cosas en especial: su capacidad casi inigualable como pistolero y su gran habilidad como jugador de cartas. El póker y un desafío a muerte eran dos cosas en las que no querrías tenerlo en frente. El 2 de agosto de 1876, Bill decidió unirse a una fatídica mesa de póker en un salón de Deadwood (Madera Muerta) en el territorio de Dakota. Casi como si el nombre fuesa un presagio de lo que pasaría, Bill buscó un asiento en esa ronda pero no encontró lugar que le cubriera la espalda, por lo que terminó sentándose a espaldas de una de las dos puertas que daban acceso al salón.
La última mano que le tocó al salvaje Bill fue un doble par de ases y ochos. Lamentablemente, éste nunca pudo jugarla ya que por detrás se le acercó silenciosamente quien estaba a punto de convertirse en su verdugo, Jack McCall, un joven de veinticuatro años de Kentucky. Sin que nadie pudiera notarlo, ni el propio Bill, McCall le descargó un disparo por la nuca asesinándolo al instante. Bill cayó al piso sosteniendo las cuatro cartas aferradas a su mano.
McCall fue enjuiciado en Deadwood y rápidamente absuelto. Pero no fue sino hasta que llegó a Wyoming donde se hizo rápidamente conocido por alardear del asesinato. El Estado desconoció el juicio celebrado en territorio indio y lo enjuiciaron nuevamente, esta vez condenándolo a la horca. McCall fue ajusticiado el 1 de marzo de 1877, día en que cumplió 25 años.
Las razones detrás del asesinato siguen siendo hoy en día objeto de controversia por parte de los historiadores. Por un lado, se dice que McCall ingresó en estado de ebriedad al salón con el objeto de cometer el asesinato debido a sentirse humillado luego de haber perdido todo su dinero en una mano de póker contra el salvaje Bill, y que éste luego se apiadara de él y le ofreciera algunas monedas para comprarse comida. Otros creen que tiene más sentido la versión que afirma que se trató de un asesinato por encargo.
Probablemente nunca sabremos la verdadera historia detrás. Hoy en día, McCall es recordado como un cobarde, el salvaje Bill como uno de los personajes más recordados del lejano oeste, y la mano del muerto con tanta superstición alrededor.