Operación Conífera: más detenciones por amaños

La Policía Nacional, en colaboración con Interpol y Europol, ha desmantelado a un grupo organizado que manipulaba eventos deportivos en España y en otros países. Los arrestados usaban un dispositivo satelital para acceder a internet sin dejar rastro y apostar antes que las casas de apuestas, obteniendo así una ventaja ilegal.

Silueta de un hombre de espaldas frente a una ventana.

Operación Conífera: 23 nuevos detenidos por amañar partidos. ©Donald Tong/Pexels

La red usaba tecnología satelital para no dejar huella

Una operación conjunta de la Policía Nacional, la Agencia Tributaria, Europol e Interpol ha desarticulado una red criminal que se dedicaba a manipular eventos deportivos usando tecnología vía satélite. Según un comunicado emitido por el Ministerio del Interior, la red, formada por ciudadanos rumanos y búlgaros residentes en España, también sobornaba a deportistas de diferentes disciplinas con los que amañaban los resultados de los encuentros.

Gracias al sofisticado sistema satelital con el que contaban, la organización realizaba apuestas online masivamente desde España, aprovechando que podían acceder a la señal en directo de los partidos antes que las propias casas de apuestas. Este método lo empleaban principalmente en ligas de fútbol de Asia y Sudamérica, y en competiciones como la UEFA Nations League, Bundesliga, Mundial de fútbol de Catar 2022 y en torneos de tenis ATP e ITF.

La operación ha supuesto la detención de 23 personas, 22 de ellas en diferentes provincias españolas, de las que tres han entrado en prisión. Entre ellas el cabecilla de la red y el trader de una importante casa de apuestas, que validaba las apuestas fraudulentas. Además, se emitió una Orden Internacional de Detención para el arresto del principal líder de la banda criminal que fue extraditado a España para su ingreso en prisión.

¿Cómo se ha desarrollado la investigación?

La investigación comenzó en 2020, cuando se observaron apuestas anómalas en partidos de tenis de mesa internacional. Los agentes consiguieron dar con los miembros de la organización, que también intercambiaban información confidencial con otras redes que cometían el mismo delito. Además, el cabecilla del grupo criminal también había sobornado a varios futbolistas de equipos rumanos, con los que pactaba los amaños de los partidos.

La organización mantenía una comunicación fluida y directa con bandas criminales internacionales, por lo que se ha solicitado la ayuda de expertos de Europol e Interpol. Representantes de ambas entidades policiales se desplazaron a España para participar en la operación. Asimismo, se recurrió a otras medidas de cooperación policial mediante la Agregaduría de Interior de España en Bucarest (Rumanía), a la que se le envió una orden europea de investigación, la cual fue esencial para descubrir el complicado tejido delictivo creado para alterar competiciones deportivas en ese país.

También se realizaron cuatro registros domiciliarios en los que se incautaron equipos informáticos, 80 móviles, antenas y receptores de satélite de gran tamaño, un vehículo de lujo, 5.000 euros en metálico, 13.000 euros en billetes falsos, varias tarjetas bancarias, documentación de otras personas y más de 200 tarjetas SIM de prepago. Además, se han congelado 47 cuentas bancarias y 28 plataformas de pago.

Según fuentes de Interior, “la investigación sigue abierta para la localización y puesta a disposición judicial de otros integrantes de la red criminal, así como para identificar a los diferentes deportistas implicados en los amaños deportivos”.

El caso del Osasuna: un precedente histórico

Uno de los casos más relevantes de corrupción deportiva en España fue el del Osasuna, que estuvo en el punto de mira de la UEFA por supuestos amaños en la temporada 2013-2014. El Tribunal Supremo confirmó en noviembre de 2022 la condena a varios exdirectivos y exjugadores del club navarro por corrupción deportiva y estafa a las casas de apuestas. Según la sentencia, Osasuna pagó al Betis por dejarse ganar y por ganar al Valladolid, con el fin de evitar el descenso a Segunda División.

El caso del Osasuna sentó un precedente histórico al ser el primero en España en el que se aplicó el artículo 286 bis del Código Penal, que castiga con penas de prisión e inhabilitación a quienes alteren o influyan en el resultado o desarrollo normal de una competición deportiva profesional. Además, se consideró probado que los acusados defraudaron a las casas de juegos al realizar apuestas con información privilegiada sobre los resultados pactados.

La FIFA descartó manipulaciones en el Mundial Femenino de Fútbol 2023

Otro caso que generó polémica fue el del Mundial Femenino de Fútbol 2023, que se celebró en Australia y Nueva Zelanda. Algunos medios y aficionados denunciaron posibles amaños en algunos partidos, especialmente en los que participaron las selecciones de España y Colombia.

La FIFA negó rotundamente estas acusaciones y aseguró que no hubo ninguna evidencia de manipulación de resultados o arbitrajes. La entidad rectora del fútbol mundial afirmó que se aplicaron estrictos protocolos de integridad y seguridad para garantizar la transparencia del torneo en el que España se proclamó campeona del mundo por primera vez en su historia tras vencer a Inglaterra por 1-0 en la final.

Las apuestas sospechosas aumentan en el deporte

La IBIA asegura que las apuestas sospechosas son un problema creciente en el deporte. La asociación aboga por una mayor colaboración entre las partes interesadas para combatir este fenómeno y proteger al sector. Además, la IBIA destaca su papel como líder mundial en la monitorización y prevención de las apuestas sospechosas, así como su contribución a la detección e investigación de los casos fraudulentos.

Esta organización cuenta con más de 50 operadores de apuestas asociados, que representan alrededor del 85% del mercado global regulado. Durante el primer semestre de 2023, la IBIA ha reportado un total de 113 casos de apuestas sospechosas en nueve deportes diferentes, siendo el tenis el más afectado con 42 alertas. El informe muestra que el número de alertas ha aumentado un 20% respecto al mismo periodo del año anterior, cuando se registraron 94 casos. Sin embargo, también indica que el nivel de alertas se mantiene por debajo del promedio histórico de la IBIA, que es de 72 casos por trimestre.

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