DGOJ revela datos sobre el juego en España
El estudio muestra el perfil, el comportamiento y el riesgo de los jugadores, tanto online como presenciales de los ciudadanos españoles en 2022-2023. Según la Dirección General de Ordenación del Juego, el 84,9% de la población ha jugado alguna vez a algún juego de azar, y el 0,3% presenta un juego patológico.
El estudio muestra el perfil y el comportamiento de los jugadores
El objetivo del estudio, realizado a partir de 20.000 entrevistas personales en todo el territorio nacional, es obtener el porcentaje de población que participa en los diferentes tipos de juegos de azar y conocer sus características sociodemográficas, económicas, motivaciones, creencias y actitudes frente al juego.
Según el estudio, la mayoría de la población española ha jugado alguna vez en su vida a algún juego de azar, y más de un tercio lo ha hecho en el último año. El juego online representa menos de un 10% del total de jugadores, mientras que el juego presencial supone más del 90%. El gasto medio anual por jugador es de 376 euros.
El estudio también ofrece un análisis de riesgos según los criterios del DSM-5 para el trastorno del juego. De acuerdo con estos criterios, una pequeña parte de la población española presenta un juego patológico o problemático. Estos porcentajes se elevan entre los jugadores online.
La mayoría de los jugadores en España son cada vez más jóvenes (un 22% tiene menos de 25 años) y empiezan a jugar en lugares físicos. Los jóvenes de entre 18 y 25 años son los que corren más riesgo de padecer trastornos del juego, especialmente en el entorno online.
El estudio también analiza las motivaciones y las creencias de los jugadores, así como su percepción sobre el juego responsable y la prevención de riesgos. Según el estudio, las principales razones para jugar son el entretenimiento, la diversión y la posibilidad de ganar dinero. La mayoría de los jugadores considera que el juego es una actividad lúdica y social, y que tiene un impacto positivo en la economía y el empleo. Sin embargo, también reconoce que el juego puede generar problemas personales, familiares y sociales si no se controla adecuadamente.
El informe destaca que el nivel de conocimiento sobre el juego responsable es alto entre los jugadores, y que la mayoría adopta medidas preventivas para evitar caer en conductas problemáticas. Entre estas medidas se encuentran establecer límites de tiempo y dinero, jugar solo con dinero disponible, no jugar bajo los efectos del alcohol o las drogas, o buscar ayuda profesional si se detectan síntomas de adicción.
Recomendaciones para mejorar la regulación y la protección del jugador
El estudio concluye con una serie de buenas prácticas dirigidas a las autoridades competentes en materia de juego para mejorar la regulación y la protección del jugador. Entre estas recomendaciones se encuentran:
- Reforzar las medidas de control e identificación de los jugadores online para evitar el acceso a menores de edad y personas autoexcluidas. Estas medidas incluyen verificar la edad y la identidad de los usuarios mediante documentos oficiales o sistemas biométricos, así como consultar los registros públicos o privados de personas que voluntariamente se han excluido del juego.
- Promover campañas de sensibilización y educación sobre el juego responsable y los riesgos del juego problemático, especialmente entre los jóvenes y los grupos vulnerables. Estas campañas deben transmitir mensajes claros y veraces sobre las probabilidades reales de ganar o perder, las consecuencias negativas del juego excesivo o compulsivo, y las alternativas saludables al juego como forma de ocio.
- Fomentar la colaboración entre los operadores de juego, las asociaciones de jugadores, las entidades de prevención y tratamiento, y las administraciones públicas para desarrollar programas de intervención y asistencia a las personas afectadas por el juego patológico. Estos programas deben ofrecer información, orientación, apoyo psicológico y terapéutico a los jugadores y sus familias, así como facilitar el acceso a recursos sociales y sanitarios.
- Armonizar los criterios y las normativas sobre el juego entre las diferentes comunidades autónomas, y establecer un marco común de supervisión y sanción del juego no autorizado. Este marco debe garantizar el cumplimiento de la ley y la protección de los derechos de los consumidores, así como prevenir el fraude, el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.
- Impulsar la investigación y el seguimiento del fenómeno del juego en España, y adaptar la regulación a los cambios tecnológicos y sociales que afectan al sector. Esta investigación debe basarse en datos fiables y actualizados, y tener en cuenta las tendencias emergentes y los nuevos modelos de negocio del juego online. La regulación debe ser flexible y proporcional, y favorecer la innovación y la competitividad del sector.
El impacto del juego en la salud mental de los españoles
Otro aspecto importante para comprender la realidad del juego en España es el impacto que tiene en la salud mental de los españoles. El estudio de prevalencia del juego incluye una evaluación del bienestar psicológico de los jugadores, tanto online como presenciales, utilizando el cuestionario GHQ-12, que mide el nivel de malestar psicológico.
Según el estudio, el 18,4% de la población española presenta un nivel alto o muy alto de malestar psicológico, lo que indica una posible alteración de su salud mental. Este porcentaje se eleva al 25,9% entre los jugadores online y al 19,6% entre los presenciales. En cuanto a género y edad, las mujeres y los jóvenes sufren más estrés mental que los hombres y los adultos.
El análisis también muestra que existe una relación entre la tendencia a jugar compulsivamente y el nivel de malestar psicológico. A mayor grado de adicción al juego, mayor inestabilidad emocional. Así, el 55,6% de los jugadores patológicos presenta un nivel alto o muy alto de malestar psicológico, frente al 18% de los jugadores sin problemas ni tendencia a jugar de forma compulsiva. Esta relación se mantiene tanto en el juego online como en el juego presencial.
El estudio concluye que el juego puede tener consecuencias negativas para la salud mental de los españoles, especialmente para aquellos que presentan un juego patológico o problemático. Por ello, recomienda promover la detección precoz y el tratamiento adecuado de estos casos, así como ofrecer apoyo psicológico a los jugadores y sus familias.