La aplicación que fomenta la ludopatía entre menores
Omada es una aplicación de móvil que atrae a los niños para que realicen apuestas deportivas, sin dinero real. En España ya cuenta con más de 40.000 descargas. Esta app francesa, con una interfaz idéntica a la de una casa de apuestas auténtica, ofrece apuestas simuladas a los menores sobre campeonatos reales.
Malestar de los padres por conductas adictivas
Los padres de muchos de los jóvenes usuarios de esta app de apuestas, que tiene su sede en Francia, se han manifestado en contra de la misma. Los familiares han denunciado la ausencia de restricciones para menores de edad tras observar comportamientos propios de adictos al juego en sus hijos durante su uso.
Tras estas acusaciones de los familiares, quienes califican la aplicación móvil de escuela de apostadores, uno de sus creadores, Clement da Silvia, ha salido en defensa de la compañía Omada. El empresario ha alegado que su último objetivo es, precisamente, el opuesto al que se critica, alejar a los menores de edad de las apuestas reales.
Mismas apuestas, pero sin dinero real
El funcionamiento es el mismo que el de una casa de apuestas deportivas real, es decir, se ofertan mercados en diferentes competiciones reales sobre los que se puede apostar. La única diferencia es que, para realizar la apuesta se usa una moneda ficticia, en lugar de dinero real.
El problema se origina cuando esta dinámica genera entre los menores la necesidad de estar constantemente informados de los encuentros deportivos que están teniendo lugar, o que se disputarán en un futuro próximo. Este comportamiento deriva en un hábito, entre los jóvenes, muy similar a la adicción que cualquier adulto puede sufrir con trastornos asociados al juego.
La App Omada se puede descargar de forma gratuita desde la tienda de aplicaciones de cualquier smartphone, tanto con sistema operativo iOS como Android, y no presenta ningún tipo de restricción de edad para su descarga y posterior registro.
Además, otro punto discordante para los padres de estos pequeños apostadores es que, cuando la App no está en uso, envía notificaciones push alertando a los usuarios de que se mantengan atentos al inicio de algún encuentro deportivo o a los resultados de otros.
En este caso, como en cualquier casa de apuestas deportivas real, también existe competencia entre las diferentes cuotas, las cuales también son notificadas de forma reiterada en los dispositivos de los usuarios, con constantes llamadas a la acción para que se animen a apostar.
Omada se defiende
Desde la compañía francesa, en declaraciones a diversos medios de comunicación, han insistido en que su propósito era precisamente el contrario, combatir la adicción al juego entre menores, declarando que solo se trata de un juego móvil que sigue la actividad deportiva del país.
Para la firma francesa, adicción es sinónimo de perder dinero, afirmación que entre en controversia con las críticas de padres y psicólogos, que creen que el trastorno en los menores está asociado al hábito y dependencia creada por la dinámica de la propia aplicación.
Los psicólogos que han opinado al respecto, se han mostrado contrarios a las declaraciones de la cúpula directiva de la empresa, afirmando que, aunque no se apueste dinero real, entra en juego el factor recompensa transmitiendo el mensaje “juega y gana”. Al ganar, dicen, los menores obtienen su premio. Si pierden, eso les genera un deseo de seguir jugando para recuperarse. Esta mecánica es lo que los convierte en potenciales jugadores reales.
Los empresarios responsables de la creación de Omada fueron los mismos que pusieron en marcha en nuestro país, años atrás, una web llamada cierratucuenta.com, en la que recompensaban a jugadores que enviaban pruebas de haber cerrado su cuenta en una casa de apuestas real.
La incipiente adicción al juego entre menores
Este tipo de aplicaciones, junto con los ya conocidos como casinos sociales, impulsan conductas entre niños y adolescentes propias de adictos al juego. Pese a que se venden como juegos de entretenimiento para los más pequeños, lo cierto es que están creando una comunidad de “expertos” en el sector de las apuestas, que pueden extrapolar al casino real al cumplir la mayoría de edad.
El problema de este tipo de aplicaciones es que se promocionan constantemente en redes sociales o videojuegos que, aparentemente, tienen un carácter educativo o lúdico, por lo que llegan, sin filtros, al público más joven, tal y como ocurre con las denominadas loot boxes o cajas recompensa en numerosos videojuegos.
En España, tanto el Ministerio de Consumo como la Dirección General de Ordenación del Juego, han llevado la Eurocámara esta problemática para regular la legislación comunitaria sobre estas cajas botín, que sigue siendo un tema pendiente en nuestro país.
Por otro lado, la patronal del juego en España CeJuego, se suma al carro de la polémica sobre el juego seguro y responsable en menores, reclamando mayor colaboración del sector público para esta causa, ya que, según un informe del Ministerio de Sanidad, donde más se apuesta es en juegos de ámbito público, loterías y rascas, las primeras opciones entre los más jóvenes.